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Hasta 40% de empleos podrían pasar a teletrabajo para reducir contaminación

Hasta 40 por ciento de los puestos actuales podrían pasar a la modalidad de teletrabajo, medida que se traduciría en una disminución de contaminantes porque se reducirían los desplazamientos en zonas metropolitanas como Puebla.

En el punto anterior coincidieron Luis Gerardo Ruíz, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); así como Alejandra Elizondo y Vladimir Rodríguez, ambos especialitas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), para quienes es necesario elevar las estrategias hacia asuntos relacionados con justicia social, género y sostenibilidad.

El equipo de investigación constató que no todas las ocupaciones pueden migrar al teletrabajo por la naturaleza de sus responsabilidades; sin embargo, se puede realizar una planeación para reducir los traslados.

Luis Gerardo Ruíz señaló que, si se contabilizan los ahorros por la disminución de traslado, se presentarían una reducción de accidentes y aumentaría el tiempo productivo, por ello, un día de teletrabajo podría generar ahorros para la sociedad.

“Uno de los principales legados de la pandemia de coronavirus ha sido el teletrabajo como modalidad de empleo viable. Entre los principales efectos del éxodo de las oficinas destacó una perceptible disminución en los índices de contaminantes, particularmente en la zona metropolitana del valle de México”, señaló.

Señaló que, aunque no fue tan duradera, la mejora en la calidad del aire a partir de la reducción de desplazamientos durante el periodo de confinamiento fue evidente.

En el marco del análisis de un nuevo Programa para Contingencia Ambiental para la zona por parte del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA) de la Universidad Iberoamericana Puebla, el investigador de la UNAM propuso un esquema para reducir las emisiones de contaminantes a partir de un menor número de desplazamiento de los vehículos privados.

Por su parte, Alejandra Elizondo, investigadora del CIDE, señaló que el coronavirus instaló un laboratorio para el estudio del trabajo a distancia como estrategia para explotar el binomio costo-beneficio en temas económicos y ambientales.

“El trabajo en casa requiere conectividad. Muchas personas necesitan apoyos adicionales. Hay criterios emitidos por el gobierno que nos dieron la pauta de las consideraciones que hay que tener”, apuntó la investigadora.

Señaló que quienes sí pudieron quedarse en casa reportaron ahorros significativos en tiempo y dinero relacionado con el traslado, lo que redunda en una disminución de emisiones de gases, pero también de accidentes de tránsito.

La eficiencia laboral se presenta como la discordia entre entusiastas y detractores del modelo. El teletrabajo supone entremezclar las obligaciones domésticas con las profesionales, lo que puede impactar negativamente en los índices de productividad.

Por su parte, Vladimir Rodríguez, destacó que de las casi 10 millones de personas que trabajan en el valle de México, 4.2 millones podrían migrar al teletrabajo.

Laborar desde casa podría generar un ahorro de hasta 312 millones de pesos diarios en traslados, lo que también supondría evitar la emisión de ocho mil 793 toneladas de dióxido de carbono.

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