Nuevas investigaciones sugieren que algunos miembros del zooplancton gelatinoso, como las medusas y las salpas, juegan un papel más valioso en las redes alimentarias y de almacenamiento de carbono de lo que anteriormente pensaban los científicos.
Un nuevo estudio en la revista Global Biogeochemical Cycles de la AGU, estima cuánto carbono almacenan estas criaturas marinas en sus cuerpos y a dónde va ese carbono. Los resultados muestran que cada año se pueden encontrar entre 3,700 y 6,800 millones de toneladas métricas de carbono orgánico en estos animales, una cantidad equivalente a las emisiones de dióxido de carbono de los Estados Unidos en 2018. De acuerdo a este estudio, incluso solo considerando las muertes masivas de estos animales (un evento conocido como jelly-falls), las estimaciones del carbono total que llega al fondo del océano podrían aumentar en un 35%. En última instancia, una parte sustancial de ese carbono podría terminar almacenada en el fondo del océano.
El estudio se suma al creciente conjunto de pruebas de que el zooplancton gelatinoso, como medusas y salpas, considerados durante mucho tiempo una molestia y un símbolo del colapso de los ecosistemas, desempeñan un valioso papel en los ecosistemas oceánicos.
Una nueva perspectiva sobre el zooplancton gelatinoso
Una amplia categoría de criaturas del océano con mala reputación, la vasta gama de animales gelatinosos conocidos como zooplancton gelatinoso incluye medusas, ctenóforos y salpas, que van a la deriva en las corrientes oceánicas durante al menos una parte de su vida. Las medusas son a menudo consideradas como los villanos del mar, célebres por su picadura y por estropear los motores de los barcos. Su creciente población también es invocada como una señal terrible de sobrepesca y vaciado de los océanos porque se reproducen rápidamente, pueden prosperar en temperaturas cálidas y condiciones químicas que otros animales encuentran hostiles, y son particularmente numerosas cuando no hay grandes depredadores cerca para mantener sus números bajo control.
Estas asociaciones negativas, así como la dificultad de tomar muestras directamente de criaturas con cuerpos tan frágiles, significa que estos animales han sido poco estudiados en comparación con muchas criaturas del océano. «Durante mucho tiempo, los observadores han ignorado estos organismos, pensando que no son importantes para las redes alimenticias», dijo Jessica Luo, una oceanógrafa investigadora del Laboratorio de Dinámica de Fluidos Geofísicos de la NOAA y autora principal del nuevo estudio.
Pero en los últimos años, investigadores como Luo han comenzado a descubrir los beneficios del zooplancton gelatinoso. Utilizando nuevos métodos como cámaras trampa, los estudios han demostrado que estos animales gelatinosos son en realidad una importante fuente de alimento para otros animales como tortugas marinas y brindan un refugio seguro para muchas especies de peces en etapas de vida tempranas.
Modelando el ciclo del carbono oceánico
En el nuevo estudio, Luo y sus colegas utilizaron la Iniciativa de Base de Datos sobre Medusas, un conjunto de datos de libre acceso que incluye información sobre la distribución de las medusas, las fluctuaciones en sus poblaciones y su fisiología, para estimar la biomasa total de medusas en todo el mundo. Utilizando estos y otros datos, los investigadores estimaron la cantidad de carbono que consume, almacena y libera el zooplancton gelatinoso de todo el mundo .
Sus resultados sugieren que alrededor de 510 millones de toneladas métricas de carbono están almacenadas en el zooplancton gelatinoso del océano en un momento dado, una cifra aproximadamente equivalente a las emisiones totales de dióxido de carbono de Canadá en 2018. En el curso de un año, esta reserva constante de zooplancton gelatinoso puede producir un total de 3,700 a 6,800 millones de toneladas métricas de detritus de carbono, una cantidad equivalente a las emisiones de dióxido de carbono de los Estados Unidos en 2018. De esa cantidad, hasta 2,000 millones de toneladas métricas encuentran su camino hacia el fondo del mar.
Si las fuentes de carbono provenientes del zooplancton gelatinoso se toman en cuenta de forma adecuada, las estimaciones de los investigadores sobre la eficiencia de la bomba biológica de carbono del océano podrían aumentar.
Aunque estas cifras son sólo estimaciones basadas en los datos disponibles, incluso aquellas que se encuentran en el extremo inferior del espectro son significativas a nivel mundial, dijo Luo. Si las fuentes de carbono provenientes del zooplancton gelatinoso se toman en cuenta de forma adecuada, las estimaciones de los investigadores sobre la eficiencia de la bomba biológica de carbono del océano podrían aumentar. Luo está particularmente interesada en comprender cómo las medusas y otros componentes del zooplancton gelatinoso se verán afectados por el cambio climático y cómo eso, a su vez, influirá en la transferencia de carbono en los océanos del mundo.
«Este es el estudio más completo de los flujos de carbono del zooplancton gelatinoso a nivel mundial hasta la fecha», dijo Natasha Henschke, oceanógrafa biológica de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Australia, que no participó en la investigación. «Este estudio proporciona más pruebas de que el zooplancton gelatinoso debe ser considerado en los modelos de carbono oceánico».