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El proyecto pionero chileno para proteger a las ballenas y combatir el cambio climático

En Chile se ha instalado una boya inteligente en la Patagonia del norte para proteger a estos mamíferos que juegan un rol esencial capturando y almacenando carbono en su cuerpo.

Estas boyas tienen tres metros cuadrados de superficie visible y dos paneles solares, siendo de color amarillo.

El Golfo de Corcovado es considerado por los científicos un punto caliente de diversidad marina a nivel mundial ya que ahí se unen corrientes frías y ricas en nutrientes que vienen de la Antártica con la corriente de Humboldt.

“Hay muchísima diversidad que viene a este área a alimentarse y es lo que hacen, por ejemplo, las ballenas azules”, explica Sonia Español, bióloga marina y científica líder de The Blue BOAT Initiative.

Según el estudio del Fondo Monetario Internacional Nature’s solution to climate change, publicado en 2019, existen actualmente poco más de 1,3 millones de ballenas en el mundo.

Distintos países han tomado medidas para prohibir su caza comercial y evitar que se capturen, pero estas siguen viviendo en situación de riesgo permanente debido a la actividad humana ya que se enredan en mallas de pesca, sucumben a la contaminación por plásticos, a la contaminación acústica.

Las ballenas contribuyen a la manutención de unas microalgas, el fitoplancton, que, según el estudio del FMI, produce la mitad del oxígeno que consume el planeta. 

Chile ha sido pionero en la protección de los medios marinos, entre 2004 y 2019, el país pasó de tener 4% a 43% de su océano bajo protección, convirtiéndose así en uno de los cinco países del mundo con más áreas marítimas protegidas.

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