Tierra

El plan para eliminar la caza de elefantes en África para siempre

En marzo de 2021, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) emitió un comunicado contundente: los elefantes africanos están catalogados como en peligro crítico de extinción. Específicamente, «debido a la caza ilegal de marfil y la pérdida de hábitat» en la sabana.

A pesar de los notables esfuerzos de conservación que se han llevado a cabo en Tanzania, así como en otros países donde los elefantes padecen las jornadas de caza ilegal, la especie no ha logrado recuperarse del todo. Para hacer frente a la crisis que enfrentan en el continente africano, los biólogos y ambientalistas tuvieron que volver la mirada a la inteligencia artificial.

Éste es su plan.

Inteligencia artificial contra cazadores ilegales

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GETTY IMAGES

Desde la década de los 80, cuando se realizó el primer monitoreo ambicioso de elefantes en África, especialistas de la conservación en todo el mundo se han alarmado por las bajas significativas en las poblaciones de elefantes africanos. En gran medida, porque la caza ilegal es un negocio altamente redituable, explica la BBC.

Por ello, a pesar de que han corrido décadas de esfuerzos, los elefantes africanos siguen catalogados como ‘en peligro crítico de extinción’ en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Naturaleza. Un estimado del Centro de Biología de la Conservación sugiere que, anualmente, 50 mil elefantes mueran víctimas de las jornadas de cacería. Sus colmillos son transportados a China, donde se trafican en el mercado negro como artesanías.

Para contrarrestar el peso del avance mercantil, los biólogos tanzanos pensaron en mirar más allá de la superficie terrestre. Así lo describe la reportera Zoe Cormier, en su artículo para BBC Earth:

«[…] los desarrollos tecnológicos están poniendo nuevas herramientas en manos de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y los biólogos de la conservación que las necesitan desesperadamente, utilizando inteligencia artificial, aprendizaje automático, vehículos aéreos no tripulados (o drones) y más».

Monitorear a la especie de esta manera no sólo es más sencillo, sino que permite saber específicamente en qué zonas son más vulnerables con precisión. Además, explica Cormier, para los conservacionistas es mucho más fácil analizar hacia dónde se mueven los ejemplares en sus rutas migratorias, alteradas por la crisis climática y la sequía.

Ojos en la sabana

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Un elefante en Namibia / GETTY IMAGES

Aunque estas implementaciones pueden aportar enormemente al conocimiento que se tiene sobre las jornadas de caza ilegal de elefantes en África, en la actualidad, los ecologistas se enfrentan a obstáculos difíciles de sortear. Más que nada, porque los datos que arrojan los drones son complejos.

A pesar de ello, la astrofísica británica Claire Burke, de la Universidad John Moores de Liverpool, piensa que es posible aplicar el conocimiento sobre el universo a la conservación de especies en peligro. Para ello, diseñó un sistema de cámaras térmicas que detectan el calor infrarrojo:

“Los ecologistas nos dijeron que les resultaba difícil lidiar con todos los datos de los drones que usaban para realizar un seguimiento de sus enormes territorios”, explica a la BBC. “[…] hemos estado usando varias herramientas para observar grandes cantidades de datos como este durante décadas; al igual que las estrellas, los animales son solo objetos brillantes en un fondo oscuro”.

Para ello, las personas que están colaborando en el proyecto denominaron a esta técnica como «astroecología«. Con ella, Burke y otros especialistas analizan la información recabada por los drones y cámaras directamente en los ecosistemas afectados. De esta forma, puedenidentificar y seguir correctamente a los elefantes en libertad. De esta manera, es como si pusieran ojos en la sabana.

Más allá de la inteligencia artificial

Aunque las técnicas de astroecología son prometedoras, no hay nada como contar con manos humanas directamente en el campo. Cormier asegura que el proyecto de «ciencia ciudadana» que está llevando a cabo la organización Zooniverse está contribuyendo a la documentación puntual de los elefantes africanos —y los retos a los que se siguen enfrentando por la caza ilegal.

Más que nada, explica la periodista, porque son las personas quienes identifican las que «imágenes de los animales para alimentar las cámaras«. Esto es así porque cada especie tiene un ‘perfil térmico‘, que el equipo de voluntarios en el proyecto aprenden a leer con facilidad. En función de las clasificaciones que las brigadas realizan, se alimenta a una computadora para que pueda hacerlo sin necesidad de un monitoreo humano directo.

Con esta información a la mano, es mucho más sencillo ir a desmantelar trampas y desintegrar los equipos de cazadores furtivos. Cada cámara tiene un GPS incluido, que les permite saber exactamente en dónde están las amenazas. La idea es que, más adelante, con base en esta información se pueda patrullar los puntos ‘más calientes‘, como los describe Cormier, donde los cazadores atacan a los ejemplares en libertad.

De esta manera, además, no sólo se protege a los elefantes africanos de la caza ilegal. Por el contrario, los rinocerontes del norte, tigres y otros felinos mayores en peligro crítico de extinción también se ven beneficiados por este acercamiento tecnológico. La mancuerna de inteligencia artificial y voluntariado en la sabana africana apenas comienza a articularse —y promete resultados en un futuro no lejano.

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