Ciudad de México.- De acuerdo con la Secretaría de Protección Civil de la Ciudad de México, el 75% del territorio que comprende a la capital del país se hunde de entre dos a 30 centímetros anuales.
En los últimos 10 años el hundimiento en la Ciudad alcanzó un metro y durante el siglo pasado sumó 10 metros. Históricamente las áreas más afectadas son el centro, que comprende la delegación Cuauhtemoc; Oriente, Venustiano Carranza, Iztacalco e Iztapalapa; y Norte, Gustavo A. Madero y Azcapotzalco. En el Estado de México los municipios de Ecatepec y Nezahualcóyotl también presentan graves daños.
Entre las causas que provocan el hundimiento de la ciudad, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) señala que la “extracción de agua subterránea causa el abatimiento de la superficie piezométrica (superficie ideal) y produce subsidencia (proceso de hundimiento vertical) del terreno por la consolidación de las arcillas superficiales”.
Además de la extracción del agua, la no recarga de los mantos acuíferos también contribuye a que la ciudad siga con el proceso de hundimiento.
Para dar una idea de la situación, la Columna de la Independencia, inaugurada hace más de 100 años, ha sido testigo del hundimiento de la Ciudad de México. Actualmente la escalinata cuenta con 10 peldaños adicionales a los que tenía cuando se construyó, esto, debido a que todo el terreno que la rodea se hunde menos el monumento.
¿Qué se puede hacer?
En la Ciudad de México el 72% del agua para consumo se obtiene de los mantos acuíferos, mientras que solamente la mitad ingresa por medio de las lluvias.
La forma natural mediante la que se recargan los mantos es por medio de la captación en suelos arenosos, limosos o arcillosos, sin embargo, la mayor parte de la superficie de la ciudad está compuesta por construcciones y calles, las cuales, al estar pavimentadas, sellan el suelo y no permiten la filtración del agua.
Ante este problema urgen tecnologías que favorezcan la filtración de agua en el suelo la capital del país. Por un lado, se necesita un suelo que permita agilizar la recarga, y por otro, un sistema de captación para acumular agua de lluvia que posteriormente pueda ser aprovechada.
Los emprendedores mexicanos de Gravalock diseñaron un sistema de rejillas de plástico reciclado, la cual se rellena con grava para hacer pisos firmes permeables con gran capacidad de carga.
La empresa comenzó a fabricar este tipo de pisos en el 2014, pues vieron una gran oportunidad de negocio debido a que el tema de la construcción verde es algo que ahora tiene un crecimiento enorme.
Sistemas de pisos permeables existen en Estados Unidos y Europa desde hace 40 años, sin embargo, el mercado mexicano no había puesto atención en los temas referentes a la industria de la construcción y el medio ambiente.
Gravalock es la única empresa que hace esto en México con diseño y patente propios. El reto que han enfrentado estos emprendedores es que al ser un material no muy conocido, siempre existe temor al cambio. Y es que, los clientes no imaginan la capacidad de carga que tiene el piso, pese a estar hecho de plástico 100% reciclado, Gravalock resiste hasta 60 toneladas por metro cuadrado.
Beneficios
- Material 100% reciclado, se reutiliza plástico que ya fue desechado por la industria.
- Mejor manejo de agua de lluvia, en lugar de que el líquido se vaya al drenaje y se contamine, Gravalock la regresa al subsuelo.
- El agua regresa a su ciclo normal, permite la recarga de mantos y el agua se filtra naturalmente en la tierra.
- Contrario al pavimento que se calienta con el sol, las rejillas de Gravalock reducen la radiación solar.
- La vida útil del piso es de 25 años.
- La filtración sobre la rejilla es al 90 por ciento.
Gravalock ya ha realizado más de 40 instalaciones grandes en el país, las cuales se encuentran distribuidas en Queretaro, Veracruz, Oaxaca, la Ciudad de México y el Estado de México. Esta tecnología mexicana forma parte las soluciones que se deben proponer para evitar que la capital del país se hunda más, y también, permitan un mejor aprovechamiento del agua de lluvia que cae cada año en la metrópoli.
