A medida que multimillonarios como Jeff Bezos y Richard Branson viajan al espacio y prometen expandir el mercado de vuelos espaciales privados, las preocupaciones sobre los impactos ambientales también han ‘despegado’. Según cálculos de especialistas, estos viajes emiten 100 veces más dióxido de carbono por pasajero que los vuelos en avión.
La competencia entre los más ricos del mundo por ver quién llega primero al espacio inició con el fundador de Virgin Group, Richard Branson, quien viajó el 11 de julio y más tarde, el 20 de julio, se le unió Jeff Bezos con un cohete elaborado por su compañía Blue Origin.
En un planeta que atraviesa una pandemia, incendios forestales y otras catástrofes naturales, críticos y especialistas se están preguntando: ¿cuánto le cuestan a la Tierra los viajes privados de los multimillonarios?
Bezos asegura que sus cohetes Blue Origin son más ecológicos que el VSS Unity de Branson. El cohete que lanzó a Bezos, su hermano y dos invitados al espacio utilizó hidrógeno líquido y propulsores de oxígeno líquido.
Por otro lado, el VSS Unity de Branson utilizó un propulsor híbrido compuesto por un combustible sólido a base de carbono, óxido nitroso, entre otros componentes.
La quema de estos propulsores proporciona la energía necesaria para lanzar cohetes al espacio y, al mismo tiempo, genera gases de efecto invernadero y contaminantes del aire, de acuerdo con un análisis de The Conversation.
Más de la mitad de los gases del escape se liberan a casi 80 kilómetros de altura, donde pueden quedarse durante al menos dos o tres años.
Estos gases y partículas desechados tienen efectos negativos en el ambiente, agotando la capa de ozono que protege la vida en la Tierra contra la dañina radiación ultravioleta.
Virgin Galactic ya anticipó que ofrecerá 400 vuelos espaciales cada año a los pocos privilegiados que puedan pagarlos.
Sus competidores Blue Origin y SpaceX, de Elon Musk, podrían seguir sus pasos. Pero a nivel mundial, los lanzamientos de cohetes inducen efectos dañinos para la capa de ozono.
Las emisiones de carbono para los cuatro turistas en un vuelo espacial fueron hasta 100 veces más grandes que las de alguien que realiza un vuelo de larga distancia en avión.
Y aunque la huella de carbono de los vuelos espaciales es menor en comparación con la industria de los vuelos aéreos comerciales, los expertos señalan que seguirá aumentando con el paso de los años.