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Científicos argentinos buscan limpiar contaminación de plásticos en el mar con microbios en Antártida

Un equipo de científicos argentinos busca degradar los residuos plásticos arrojados al mar con microorganismos de la Antártida.

Los integrantes del grupo de microbiología del área de Ciencias de la Vida del Instituto Antártico Argentino (IAA) utilizan actualmente microorganismos autóctonos de la Antártida para eliminar la contaminación por hidrocarburos.

Lucas Ruberto, bioquímico con orientación en biotecnología, viajó en diciembre junto a otros investigadores a Carlini, una de las seis bases permanentes argentinas en Antártida.

Las bases antárticas utilizan diésel como fuente de energía para generar electricidad y calor, pero el transporte, almacenamiento y uso provoca focos de contaminación. Por lo tanto, cada año los investigadores realizan tareas de biorremediación para limpiar el suelo afectado utilizando el potencial de microorganismos y plantas autóctonas.

Esta tecnología que se concreta a lo largo de los tres meses de la campaña antártica del verano austral y tiene una eficiencia de remoción del 60 al 80%.

“El núcleo teórico de este trabajo lo que hace es aprovechar el potencial de microorganismos autóctonos, o sea bacterias y hongos que habitan el suelo antártico, incluso cuando está contaminado, y hacer que esos microorganismos coman el hidrocarburo, que para nosotros es un contaminante y para ellos puede ser un alimento“, dijo Ruberto a la agencia Reuters desde la base.

“Para eso, lo que hacemos es optimizar las condiciones: darle nitrógeno, darle fósforo, airearlo y corregir algunas condiciones de humedad, y básicamente con eso logramos que los microorganismos reduzcan de manera biológica, con un impacto ambiental muy bajo, el nivel de contaminantes”, agregó por Zoom.

El equipo sumó una investigación dela degradación de plásticos por microorganismos antárticos. Aprovechan los conceptos aplicados en hidrocarburos como base para el desarrollo de tecnologías vinculadas a la degradación de este material, ya que ambos son polímeros, moléculas compuestas por cadenas largas que principalmente tienen carbono e hidrógeno.

Los investigadores reúnen muestras de plástico sumergidas en los mares de la Antártida y en el laboratorio identifican cuáles son los microorganismos que viven en la comunidad asociada al plástico para entender si lo están comiendo y, por ende, degradando, o si lo usan como una balsa para flotar.

“Si encontramos alguno que efectivamente esté degradando el plástico, el siguiente paso sería entender cómo, para poder, a largo plazo, buscar una forma de armar un proceso biotecnológico para degradación de polímeros a baja temperatura”, concluyó Nathalie Bernard, bioquímica, becaria doctoral del consejo argentino de investigaciones científicas (CONICET) y especialista en biodegradación de plásticos.

De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, cada año se producen más de 300 millones de toneladas de plástico. Al menos 14 millones de toneladas terminan en el océano cada año. Asimismo, este material constituye el 80% de todos los desechos marinos.

A su vez, el Grupo Mixto de Expertos sobre los Aspectos Científicos de la Protección del Medio Marino, un órgano consultivo integrado por diversas organizaciones de Naciones Unidas, calculó en septiembre del año pasado que anualmente ingresan a los océanos entre 4.8 y 12.8 millones de toneladas de plástico.

Asimismo, estimó que en el fondo del mar existe un total aproximado de 14 millones de toneladas de microplásticos depositadas, mientras que en la superficie hay alrededor de 5.25 trillones de pequeñas partes de plástico flotando, equivalentes a 250 mil toneladas.

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