Seis semanas después de que el panda gigante Mei Xiang diera a luz en Washington D.C., el Zoo Nacional del Smithsonian desveló el sexo de la cría recién nacida. No lo hizo con un pastel ni fuegos artificiales de colores, sino con una fotografía adorable y los resultados de un análisis genético. ¡Es macho!
El análisis genético se llevó a cabo durante el primer examen veterinario de la cría recién nacida en septiembre, un mes después de su nacimiento el 21 de agosto. Los análisis genéticos son la única forma de determinar el sexo de una cría de panda en las primeras semanas de vida, ya que a esta edad las madres son muy protectoras y, además, los pandas nacen sin genitales.
Eso no es lo único que les falta al nacer. Los pandas gigantes recién nacidos son prácticamente irreconocibles. No poseen sus emblemáticas manchas negras y blancas, sino que cuando nacen son criaturas rosas, arrugadas, ciegas y gritonas que miden casi lo mismo que una barra de mantequilla. Entonces ¿cómo se convierten en las bolas de pelo que nos resultan adorables a los humanos? A continuación, te explicamos cómo se desarrollan los pandas.
Mei Xiang da a luz a su cría en el Zoo de Washington. Durante las primeras semanas de vida, la cría es tan indefensa que la madre no la deja sola ni siquiera para buscar agua o comida.FOTOGRAFÍA DE SMITHSONIAN’S NATIONAL ZOO
Recién nacidos indefensos
Los pandas nacen frágiles y poco desarrollados. Los pandas recién nacidos pesan entre 85 y 140 gramos y tienen 1/900 del peso de su madre. Esto los convierte en unos de los mamíferos recién nacidos más pequeños comparados con su madre. Las madres humanas son unas 20 veces más pesadas que sus bebés y las orcas, 50. Solo los marsupiales son más pequeños y eso se debe a que sus crías tienen que introducirse en la bolsa de la madre para terminar de desarrollarse. El peso de los canguros rojos al nacer, por ejemplo, es 1/100.000 del de sus madres.
Los investigadores no están seguros de por qué los pandas son tan diminutos al nacer. En diciembre de 2019, un estudio publicado en Journal of Anatomy examinó las estructuras óseas de los pandas gigantes y otros osos, que también suelen ser más pequeños al nacer respecto a sus madres. El estudio desveló que otras especies de oso gestan durante dos meses y nacen con esqueletos maduros, mientras que los pandas recién nacidos gestan durante solo un mes y sus esqueletos emergen «poco hechos», según los autores del estudio.
Según Laurie Thompson, directora adjunta de pandas gigantes del Zoo Nacional del Smithsonian, la brevedad del periodo de gestación está relacionada con su dieta, compuesta principalmente de bambú, un alimento con pocos nutrientes. En lugar de invertir las grandes cantidades de energía necesarias para el desarrollo fetal, los pandas hembra pueden concentrarse en desarrollar la leche alta en grasa que ayuda a sus crías a crecer fuera del vientre.
Los pandas recién nacidos dependen de la leche y la protección de la madre porque no pueden ver, oír ni gatear. Están tan indefensos que tampoco pueden regular su temperatura corporal ni excretar por sí solos durante las primeras semanas de vida. La madre tiene que cuidar de ambos, mantener calientes a las crías y frotarles el vientre para estimular los músculos y que liberen la orina y las heces. En las primeras semanas, las madres pandas no abandonan a sus crías, ni siquiera para comer o beber.
La maternidad es un trabajo tan exigente que los pandas que dan a luz a gemelos solo pueden cuidar de uno y se ven obligados a abandonar al otro. En cautividad, los científicos intervienen y cuidan del cachorro abandonado; incluso intentan intercambiar a los cachorros para garantizar que ambos reciban la atención y la leche de la madre.
Un crecimiento rápido
Aunque no se desarrollan demasiado dentro del vientre, los pandas recién nacidos lo compensan enseguida. A las 48 horas, un pelaje blanco empieza a cubrirles la piel rosada, seguido por las marcas negras alrededor de los ojos y por el cuerpo. En unas tres semanas tienen todo el pelo.
Los pandas recién nacidos también ganan peso a gran velocidad, alimentándose de la leche de la madre hasta 14 veces al día.
«Una vez salen y la madre cuida de ellos y comen mucho, empiezan a crecer muy rápido», explica Thompson. El recién nacido de Mei Xiang ganó casi un 50 por ciento de su peso corporal entre sus dos primeros controles de peso, que se realizaron con menos de una semana de diferencia.
Tras casi un mes cuidando de sus crías todos los días las 24 horas, las madres empiezan a experimentar colocando a las crías en el suelo y abandonando la madriguera para ir a buscar comida y agua.
«Cuando empieza a salir más, sabes que la cría es capaz de regular la temperatura corporal y está bien estando sola durante un tiempo», afirma Thompson.
A las seis semanas empiezan a abrir los ojos y a los dos meses se les abren los conductos auditivos externos. Sus chillidos se convierten en gruñidos. Finalmente, con tres o cuatro meses, empiezan a desarrollar los genitales externos y los pandas por fin pueden defecar y orinar solos. Empiezan a gatear, a desarrollar dientes e incluso pueden empezar a masticar bambú, una señal de que están preparados para la siguiente etapa de la vida.
Además de su recién nacido, Mei Xiang también tiene otras tres crías vivas: Tai Shan, Bao Bao y Bei Bei, en esta foto. Bei Bei nació el 22 de agosto de 2015 y fue trasladada a China como parte del acuerdo de cría cooperativa del Zoo Nacional del Smithsonian en 2019.FOTOGRAFÍA DE REBECCA HALE, NATIONAL GEOGRAPHIC
Cerca de la adultez
Los pandas empiezan a ser más independientes de sus madres a los cinco meses. Abandonan las madrigueras por primera vez y aprenden a caminar, trepar y comer alimentos sólidos. El siguiente año de vida empiezan a acercarse a la adultez.
Thompson añade que, a los cinco meses, una cría de panda se ha desarrollado cognitivamente hasta tal punto que los cuidadores empiezan el adiestramiento que les permitirá vacunar a la cría, llevar a cabo reconocimientos médicos completos (que incluyen sacarles sangre) y preparar a la cría para el viaje a China cuando tenga cuatro años. El zoológico tiene un acuerdo de cría cooperativa con China, por lo que todas las crías nacidas en el Zoo Nacional de Washington son trasladadas a China, donde empiezan un programa de reproducción en el Centro de Conservación e Investigación del Panda Gigante. Al principio, el adiestramiento es bastante básico: por ejemplo, les ofrecen batata cocinada para instarlos a que toquen un blanco con la nariz.
Una vez vacunada, la cría de panda puede salir con su madre, donde descubre cosas como las ardillas, los árboles y la hierba por primera vez. Pronto trepará árboles sola, un comportamiento importante en el medio natural para que la cría esté a salvo cuando su madre sale a buscar comida. «Aprenden enseguida lo que tienen que hacer», afirma Thompson.
Aunque a los seis meses la cría aún depende de la leche de la madre, también empieza a comer bambú y otros alimentos. Para su primer cumpleaños, una cría de panda puede pesar hasta 35 kilogramos y está casi destetada, aunque puede seguir mamando otros seis meses solo por comodidad.
Finalmente, con un año y medio o dos años, el panda está listo para separarse de su madre. Aunque todavía está creciendo —al final pesará unos 135 kilogramos—, Thompson dice que no cambiará mucho más hasta que alcance la madurez sexual, a los cuatro años en las hembras y a los seis en los machos. «Están listos, básicamente», dice.
Aunque la cría recién nacida de Mei Xiang pesa 1,6 kilos y aún le queda mucho por crecer, el Zoo Nacional está elaborando una lista de posibles nombres y los cuidadores tienen ganas de ver cómo empieza a moverse en las próximas semanas. «La verdad es que es un momento entretenido para nosotros», afirma Thompson.