Tierra

Animales que se han extinguido en México

México es hogar de más de 5 mil 500 especies de animales vertebrados, que equivalen a cerca del 10 por ciento de las conocidas en el mundo. Sin embargo, también algunas se han extinto en el País a lo largo de su historia.

Aquellas especies nativas cuyos ejemplares en vida silvestre han desaparecido, según la documentación y los estudios realizados, se encuentran en la categoría de «Probablemente extinta en el medio silvestre» en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.

Se sabe que algunos ejemplares continúan vivos en confinamiento o fuera del territorio mexicano, precisa la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Entre las 48 especies ubicadas en dicha categoría, se encuentran los siguientes animales.

Oso grizzly

Alguna vez fue el carnívoro más grande de México. Su cuerpo era robusto con garras de más de 8 centímetros. Tenía pelaje denso de color café que variaba de dorado pálido a pardo oscuro con mechones de pelos blancos en el lomo, que le daban un apariencia grisácea (de ahí su nombre). Medía entre de 1 a 2.8 metros de largo y su peso variaba de 80 a 60 kilogramos.

Vivía en en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Durango. Múltiples factores contribuyeron a su extinción, pero el principal fue la cacería indiscriminada porque era un trofeo atractivo, pues rastrearlos y acecharlos implicaba gran dificultad. A veces se alimentaba de becerros, lo que ocasionó su exterminación injustificada con armas, trampas y veneno. A lo anterior se sumó la destrucción y fragmentación de su hábitat.

Carpintero imperial

Considerado como el carpintero más grande del mundo, esta ave medía entre 50 y 60 centímetros. Su cresta era grande y puntiaguda. Se distinguía en los machos porque en los lados y parte inferior era de color rojo. Las hembras eran similares, pero sin el rojo y con la cresta más larga y decurvada.

La última vez que se vio fue en 1956 o 1957 en Durango. Aparte de esa entidad, vivía en Sonora y Chihuahua. Posiblemente también en Zacatecas, Nayarit, Jalisco y Michoacán. La cacería indiscriminada fue la principal causa de su exterminio. Se cazaba por gusto, alimento o supuestos poderes medicinales. Asimismo, se modificó y se destruyó su hábitat.

Esturión del Atlántico

Destaca no sólo porque su origen data de hace más de 100 millones de años, sino porque es un pez longevo de crecimiento lento, así que puede vivir hasta 60 años, alcanzar una longitud de hasta 4 metros y un peso de 350 kilogramos. Su cuerpo es alargado y acorazado.

Se distribuye a lo largo de la costa este de Canadá y Estados Unidos, mientras que en México se presume que está extinto. A mediados del siglo 20 colapsó su pesquería. Otras amenazas son la modificación y pérdida de su hábitat, en especial por el dragado y la falta de acceso a zonas de desove.

Caracara de Guadalupe

Era un ave endémica de la Isla Guadalupe. Vivió ahí hasta principios del siglo 20. Su caso es uno de los pocos que se conocen de especies intencionalmente extintas: los criadores de cabras cazaron y envenenaron al caracara porque se alimentaba de cabritos jóvenes. A decir de expertos, para la reproducción de las cabras se destruyó totalmente el hábitat del ave.

Rollo Beck, un coleccionista, cazó al último ejemplar vivo en diciembre de 1990. Aparentemente, mató a casi todos los que vio porque pensó que eran comunes. Existen especímenes disecados en museos de Estados Unidos e Inglaterra.

Huilota de Isla Socorro

Conocida con otros nombres como tórtola de Socorro o zenaida de Socorro, esta ave vivía en la Isla Socorro, que pertenece al Archipiélago de Revillagigedo. En 1972 fue vista por última vez en libertad y actualmente su población es de alrededor de 200 ejemplares en cautiverio. Existe un programa para reintroducirlas a su hábitat natural.

Es una paloma mediana: mide de 26.5 a 34 centímetros y pesa 190 gramos en promedio. Se cree que fue extirpada de su hábitat por gatos silvestres, aunque altos niveles de pastoreo de ovejas podrían haber limitado su población. Es posible que la caza humana redujera temporalmente su número.

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