Encargadas en su mayoría de gestionar el servicio de pipas, el desabasto de agua afecta más a las mujeres en los hogares, expone la investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Delia Montero.
«Pese a que se pregona que toda la ciudadanía tiene derecho al agua, hay un velo sobre su deficiente abastecimiento, que afecta sobre todo a las mujeres que viven en el oriente de la Ciudad», indicó la especialista.
Un ejemplo es lo que ocurre en Iztapalapa. Los problemas de escasez en esta demarcación son cosa de todos los días, a lo que suma la falta de comunicación con entre la Alcaldía y el Sistema de Aguas de Ciudad de México (Sacmex) sobre disponibilidad de carros tanque, lo que genera grandes demoras.
«Las mujeres tienen que ir a los módulos a pedir las pipas y luego esperar durante horas a que llegue, cuando las pipas deberían contar con un geoposicionador y un sistema para programar las entregas», comentó Montero.
Especialistas de la UAM-Iztapalapa, agregó, han propuesto a la alcaldesa Clara Brugada integrar la tecnología disponible en un sistema para mejorar la entrega de agua con pipas y reducir los tiempos de espera de las mujeres.
En un estudio, Montero plantea que la ausencia de una gobernanza institucionalizada en el Sacmex provoca que la información sobre la disponibilidad de líquido cada día sea manejada como una fuente de poder.
«Los operadores del agua en Sacmex en la Alcaldía saben qué cantidad hay disponible, pero la coordinación depende de la buena voluntad de personas, no de la eficiencia de una organización», mencionó.
El cierre de oficinas de atención al público del Sacmex en Iztapalapa muestra igualmente la falta de consideración a las mujeres y las personas mayores que prefieren acudir a pagar personalmente el recibo, añadió.
«No todo el mundo tiene una cuenta en el banco», apuntó Montero.
En ninguno de los dos niveles de Gobierno se percibe que la falta de agua tenga consecuencias de género, pues se considera normal que dediquen tiempo para contar con agua en el hogar.
«Sacmex y la alcaldía Iztapalapa no reconocen este enorme trabajo y cuando lo hacen, lo consideran propio de mujeres, como sucede en la sociedad mexicana, cuyas creencias y cuya cultura han pasado de generación en generación, y son aceptadas por las mismas mujeres», apuntó Montero.
Pipas abasteciéndose ayer en una garza. Un sistema con GPS ayudaría a eficientar la entrega domiciliaria. Las mujeres tienen que ir a los módulos a pedir las pipas y luego esperar durante horas a que llegue, cuando las pipas deberían contar con un geoposicionador». Delia Montero, investigadora de la UAM
