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Anaga, un bosque de cuento

El Parque Rural de Anaga es una de las zonas verdes con mayor biodiversidad y con paisajes más espectaculares de Tenerife.

Con sus más de 15.000 hectáreas, Anaga, que cubre la zona noreste de la isla a lo largo de tres municipios tinerfeños, La Laguna, Santa Cruz de Tenerife y Tegueste, es un lienzo de bosques de laurisilva y escarpadas cumbres acariciadas a menudo por la bruma, cortadas por barrancos que bajan hasta la costa.

Zambullirse a pie en los kilómetros de laurisilva, esos bosques que se remontan a El Terciario y que son una reliquia natural muy bien conservada en la isla, es un privilegio al alcance de todos. Laureles, líquenes, sanguinos, brezos, sauces y mocanes forman parte de las más de veinte especies que componen el decorado mágico de estos bosques, además de naranjos salvajes, viñátigos y fayas.

Al pensar que hace veinte millones de años bosques similares –y hoy en día prácticamente desaparecidos–, cubrían el norte de África y el sur de Europa, la sensación de privilegio que embarga al pasear por esas laderas y caminos a la sombra de túneles de laurisilva se amplifica.

Parque Rural de Anaga

Barranco del Cercado, en el Parque Rural de Anaga© Cabildo Insular de Tenerife

SENDERISMO

Antiguamente, cuando los coches no abundaban en la isla y las carreteras tenían una presencia anecdótica, los habitantes de Anaga se desplazaban a pie. Muchos de esos senderos se conservan a día de hoy y la mejor forma de descubrir el parque es a través de sus caminos. De este modo se puede disfrutar de la flora y la fauna, además de los impresionantes paisajes.

Un buen sendero para iniciarse en Anaga es el Sendero de los Sentidos. Este camino, que en su día formaba parte del sendero real que unía Anaga con La Laguna y que actualmente ha sido reacondicionado, se completa en menos de una hora y es ideal para hacer con niños.

El sendero parte de Cruz del Carmen, el mismo lugar en el que se encuentra el centro de visitantes, y cuenta con tres variantes claramente diferenciadas. La primera, el trazado conocido como Despierta tus Sentidos, es accesible para personas con movilidad reducida ya que consta de una pasarela de madera.

Las otras dos alternativas son rutas circulares con distinta dificultad, pero la más larga se completa en menos de dos horas y permite acceder al mirador del Llano de los Loros.

Anaga

Un paraíso para los amantes del senderismo ¡a todos los niveles!© Cabildo Insular de Tenerife

El conocido popularmente como Sendero del Bosque Encantado, que en realidad se llama sendero La Ensillada – Cabezo del Tejo, es otra opción relativamente sencilla para descubrir el parque.

Se trata de una ruta circular que parte de la Reserva Natural Integral del Pijaral, en la antigua zona recreativa de La Ensillada, y que se completa en poco más de cuatro horas. Es importante llevar calzado adecuado ya que el camino suele estar embarrado debido a la fina lluvia, habitual en la zona.

Este sendero permite descubrir la maravillosa riqueza natural que albergan los bosques de Anaga, que realmente parece un bosque encantado de cuento. Debido a que el sendero se encuentra en una zona del parque que goza del mayor grado de protección ambiental, es necesario solicitar una autorización de visita previamente. Este trámite es gratuito.

Durante la visita merece la pena pararse a buscar la violeta de Anaga, una preciosa flor endémica de la zona, así como no perderse el imponente Roque de Anhambro, una aguja vertical de más de 800 metros de altura.

Violeta de Anaga

Violeta de Anaga© Cabildo Insular de Tenerife

DE MIRADOR EN MIRADOR

Declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2015, el macizo de Anaga engloba varios miradores desde donde se puede disfrutar de distintas panorámicas de la isla. El mirador La Jardina ofrece vistas espectaculares de toda la ciudad de San Cristóbal de La Laguna y es el primero que se encuentra si se accede al Parque desde esa ciudad.

El mirador Cruz del Carmen es muy popular ya que el Centro de Visitantes del parque se encuentra en el mismo lugar. Si el día está despejado la panorámica de la isla, coronada por el Teide, es impresionante.

A apenas dos kilómetros de allí se encuentra el mirador de Pico del Inglés. Tras coger el desvío hacia ese mirador, en la carretera TF-114, hay que hacer una parada obligatoria en el primer desvío a mano izquierda, el camino viejo al Pico del Inglés. Allí podrás sentirte dentro de un sándwich de laurisilva gracias al camino que parece haber sido cortado a medida.

Sigue el recorrido con el mirador Risco Magoje, desde el que se puede contemplar el precioso pueblo de Taganana.

El Pijaral

El Pijaral© Cabildo Insular de Tenerife

TAGANANA, UN PUEBLO CON ENCANTO

Las casitas blancas de este encantador pueblo, diseminadas por las verdes montañas de Anaga y rodeadas de playas salvajes, incluyen perfectos ejemplos de arquitectura tradicional canaria.

Es una delicia recorrer el Camino Portugal, que atraviesa el que está considerado el barrio más antiguo del pueblo, y que forma parte del camino rural que los antiguos azucareros llegados de Madeira en el siglo XVI trazaron para llevar el azúcar hasta La Laguna.

En Taganana también hay que visitar la Iglesia de Nuestra Señora las Nieves, que alberga en su interior el tríptico de la Adoración de los Reyes (escuela flamenca, siglo XVI).

Desde Taganana se puede continuar bajando hacia la costa para visitar playas salvajes como la de Benijo o Almáciga, así como para degustar simples platos de mar en alguno de los restaurantes de la zona, especialmente el pulpo y el cherne.

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