Tierra

Sudáfrica combate las especies vegetales invasoras con un ejército de insectos

El jacinto de agua (Eichhornia crassipes), también llamado camalote o lirio de agua, es una planta acuática originaria de América del Sur, que está considerada como invasora en todo el mundo, ya que pone en peligro la supervivencia de otras especies.

El camalote es una planta flotante con llamativas flores moradas, motivo por el cual se importó durante años para decorar estanques y jardines acuáticos. Ahora está considerada una de las plantas invasoras más dañinas del mundo: se encuentra ampliamente distribuida por muchos de los cursos de agua locales, dificultando su acceso. Además, supone un reto medioambiental, ya que desplaza a las especies autóctonas y crea una densa alfombra de hojas en la superficie del agua, que impide que la luz del sol llegue a las plantas y los animales que viven debajo.

Un fulgormorfo de jacinto de agua, Megamelus scutellaris, se posa sobre una hoja de jacinto mostrando el daño que el insecto inflige a la planta invasora.

Desde su llegada a Sudáfrica a principios de 1900, el jacinto de agua se ha extendido por todo el país. Los intentos de controlar su crecimiento con herbicidas químicos, o de eliminarlo a mano o con maquinaria, han tenido poco impacto.

En 2019, el Centro de Control Biológico (CBC, por sus siglas en inglés), que forma parte de la Universidad de Rhodes, en la provincia del Cabo Oriental del país, introdujo una nueva herramienta en la lucha para controlar la especie invasora: un insecto autóctono conocido como fulgoromorfo.

Una vista aérea que muestra las vastas alfombras creadas por la hierba que flota libremente.

Desde entonces, el CBC ha criado más de un millón de estos insectos hemípteros, que a menudo saltan igual que los saltamontes, en una instalación especial. El ejército de insectos ya se ha empleado en la presa de Hartbeespoort, donde el jacinto cubre más del 40 por ciento de la superficie del agua.

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