Los transgénicos son organismos genéticamente modificados, es decir, que se les introducen genes de otras especies para alterar sus funciones. Estas alteraciones pueden ocasionar daños a la salud y al medioambiente.
En 1999, activistas de Greenpeace recolectaron en México muestras de maíz procedente de EU. Luego de analizar los ejemplares confirmaron que había maíz transgénico, el cual entró al país sin ninguna autorización o evaluación de sus riesgos para la salud y el medio ambiente. De acuerdo con el reporte Los transgénicos en México: 20 años de resistencia y lucha, la experiencia mexicana con los transgénicos comenzó en 1988, cuando una empresa solicitó y recibió autorización para realizar pruebas de campo con jitomates transgénicos.
Desde 2005 a la fecha se han otorgado 651 permisos para la siembra de cultivos GM (479 en fase experimental, 150 en fase piloto y 22 en fase comercial; ésta última tiene una vigencia indefinida). Los tres cultivos con mayor número de permisos son: algodón (53.6%), maíz (3.1%), trigo (7.5%) y soya (6.6%). También hay permisos para alfalfa, limón, naranja, trigo y frijol transgénicos. El 77.6% de los permisos son para cultivos tolerantes al glifosato, de acuerdo con el Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos GM.
Dado que se ha demostrado la presencia de transgénicos en varios alimentos hechos a base de maíz, como la tortilla, en nuestro país, queremos darte más información al respecto para que cada vez más personas impulsemos a las y los gobernantes a tomar mejores decisiones en pro de nuestra salud y la del medio ambiente.
1.- Destruyen ecosistemas y generan deforestación
Los transgénicos son utilizados principalmente por la agricultura industrial, la cual utiliza más del 75% de los recursos agropecuarios del mundo y es una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), de acuerdo con el informe ‘¿Quién nos alimentará?’. Esta agricultura también está asociada a la deforestación de ecosistemas, no hay una estimación exacta, pero se calcula que la tasas de deforestación a nivel nacional podría ser de hasta 1.98 millones de hectáreas por año, de acuerdo con datos recopilados por la Cámara de Diputados en 2017.
El Expediente científico sobre el glifosato y los cultivos GM también señala que los transgénicos propician la generación de “malezas agresivas”, además, el cultivo de transgénicos tolerantes a herbicidas ha provocado un aumento exponencial en las dosis aplicadas de plaguicidas tóxicos, por ejemplo, el glifosato y más recientemente dicamba y 2,4-D y los cultivos Bt han provocado la generación de “súper plagas”, lo que provoca que los agricultores gasten más en plaguicidas.
2.- Propician el cambio climático
En cultivos transgénicos se aplican productos químicos (fertilizantes y plaguicidas) que provocan emisiones de gases de efecto invernadero como N20 (óxido nitroso), lo que supone la mayor contribución del sector agropecuario al cambio climático.
De acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero, el sector agropecuario contribuye con el 15% de las emisiones de GEI a nivel nacional. Dentro de esta categoría la mayor parte de las emisiones se generan por la fermentación entérica, el manejo del estiércol y por el uso de fertilizantes en los suelos agrícolas
3.- Propicia desigualdad
La agricultura industrial perjudica a las y los pequeños agricultores y productores y concentra el control de la agricultura en pocas manos. Los productores de pequeña y mediana escala, constituyen el 85% del total de productores agroalimentarios, generan más del 60% del empleo contratado y son poseedores y garantes de la agrobiodiversidad, con base en el Programa Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural 2020-2024.
4.- Acaba con la biodiversidad
Solo en un siglo, el planeta perdió más del 75% de su biodiversidad agrícola. Además se ha documentado la disminución y eliminación de recursos florales de importancia melífera, alteraciones en la salud y las tasas de mortalidad de las abejas, disminución de la diversidad de abejas nativas y otros polinizadores, y presencia de polen transgénico en la miel, de acuerdo con el artículo El problema de la pérdida de biodiversidad por la agricultura industrial.
5.- Causa daños a las salud humana
De acuerdo con información publicada por la Organización Mundial de la Salud, el glifosato, un herbicida encontrado en alimentos transgénicos, fue declarado por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer como “probablemente carcinógeno para el ser humano”. Asimismo, se ha encontrado que las toxinas con acción insecticida que se expresan en los cultivos transgénicos Bt pueden afectar las mucosas humanas al ser altamente inmunogénicas, los péptidos de las proteínas transgénicas pueden ser reconocidos por el sistema inmune y desencadenar reacciones alérgicas y la expresión de proteínas exógenas en los organismos está asociada al estrés oxidativo.
En 2010, la Secretaría de Salud aprobó 188 productos transgénicos para el consumo humano, pero el etiquetado transgénico todavía no es requisito obligatorio previsto en los alimentos, lo que constituye una violación directa del derecho del consumidor a gozar de información para poder tomar decisiones de consumo.
La respuesta ante todos estos problemas es la agricultura ecológica, la cual asegura alimentos sanos, protege el suelo, el agua y el clima, no contamina con uso de agrotóxicos ni transgénicos. Cuida a la gente, desde agricultores hasta consumidores, permite el desarrollo de las comunidades y la soberanía alimentaria.